miércoles, 22 de agosto de 2012

SESIÓN 2. Capítulo. 5 “Proceso de trabajo y proceso de valorización” en El Capital. Marx

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Seminario autogestionado por estudiantes del Posgrado de Estudios Latinoamericanos

Sesión 2.

Donde discutimos: Marx, Karl. (1991) Sección 3ª. Capítulo. 5 “Proceso de trabajo y proceso de valorización” en El Capital. Ed. S.XXI

Inicio:

Esta sesión la iniciamos con una ronda de participaciones donde cada uno y una de lxs participantes expusimos las experiencias laborales que hemos tenido desde dos perspectivas concretas: por un lado, dimos un ejemplo de cuando hemos participado en un proceso de trabajo en el que el producto de nuestro trabajo es para el consumo individual o colectivo; y, por el otro,  mencionamos cuando hemos enajenado nuestra fuerza de trabajo a otra persona, y el producto de nuestro trabajo le pertenece a un tercero. (Escuchar audio)

Comparativamente, expresamos las sensaciones que ambas circunstancias nos planteaban, describiendo primordialmente para el segundo caso, con mucho más detalle, las características del proceso de trabajo, la organización y el control de quien dirigía este proceso.  Incluso describiendo por parte de uno de los compañeros un accidente a causa de un trabajo que requería un alto grado de atención pues se trataba de un proceso productivo en dónde las máquinas dictaban el ritmo de cada función focalizada y repetitiva. Cuando se daba un ejemplo del primer caso se ponía mucho más atención en la intención (finalidad) del proceso productivo así como del destino del producto final del proceso de trabajo en que se había participado.

Fue de interés para la expositora iniciar con esta dinámica debido a que consideraba que al partir de nuestra propia experiencia (tanto corporal, racional y social) podríamos participar a la par del debate que plantea Marx en este capítulo, que es la distinción del concepto fuerza de trabajo del concepto de trabajo mismo. Así también, del proceso de enajenación que el autor plantea sucede durante el proceso de trabajo capitalista.  
Desarrollo:
En este capítulo, Marx se plantea una crítica al sistema de categorías de la sociedad burguesa: una descripción del sistema económico  y al mismo tiempo una crítica a la economía clásica, la cual tenía por objetivo explicar cómo las sociedades llevan a cabo la producción y distribución de la riqueza. La perspectiva de la crítica a la economía política aborda la conformación social del proceso de producción y la relación de la explotación que permite la extracción de plusvalor, planteando al capital ya no como un factor de la producción sino como una relación social que tiene como uno de sus elementos la enajenación del sujeto productor respecto de sus condiciones de producción y el producto o los productos de su trabajo.

En el capítulo quinto, Marx explica la diferencia entre el trabajo y la fuerza de trabajo. En donde define al primero como “un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción el intercambio de materias con la naturaleza” (pág. 131).  Acción que a diferencia de otras especies, sólo le pertenece al hombre pues antes de ser llevada a cabo ya la ha ideado en su cerebro. Al finalizar el proceso de trabajo surge un producto, una mercancía, un objeto apto para la satisfacción de necesidades: un valor de uso que ya existía en la mente del trabajador, “un resultado que tenía ya una existencia real” (pág. 131).  Es decir, el hombre que transforma no se concentra únicamente “en cambiar de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que al mismo tiempo, realiza en ella su fin”, mismo que está subordinado a su voluntad, a esto le llama Marx ‘atención’, que no es más que la voluntad consciente del fin.

Este es un elemento siempre presente en el proceso de trabajo, pues además del esfuerzo físico, el trabajador debe aportar su voluntad consciente del fin. A la actividad adecuada a un fin se suman otros tres elementos del proceso de trabajo: objeto de trabajo, cosas que el trabajo desprende directamente de la naturaleza (tierra, agua); materia prima, objeto sobre el que ya fue depositado una cantidad de trabajo; y medio de trabajo, es el objeto que se interpone entre el trabajador y el objeto que trabaja (“Lo que distingue a las épocas económicas no es lo que se hace, sino el cómo se hace, con qué instrumentos de trabajo se hace” (pág. 131)).   

            Así bien, la fuerza de trabajo la define como esa capacidad que tiene el hombre de trabajar, que es sólo una potencia que dormita en él. En el proceso de trabajo capitalista es una condición social y es el uso de esta fuerza de trabajo, lo que consume el capitalista para fabricar un valor de uso.  Así pues, la fuerza de trabajo es la capacidad que paga el capitalista al obrero en tanto mercancía específica que se encuentra en el mercado. Es el trabajador quien dinamiza con su trabajo vivo a la materia que transforma y el trabajo se termina materializando en un producto, donde ya sólo es quietud.

Desde la perspectiva del producto, los elementos del proceso de trabajo, los medios de trabajo y el objeto de trabajo son medios de producción y el trabajo, es trabajo productivo. Para obtener un producto se pueden utilizar una serie de valores de uso, que incluso sean productos de otros procesos de trabajo anteriores, de tal manera que los productos no son sólo el resultado, sino que son, al mismo tiempo, la condición del proceso de trabajo (pág. 133).

Los elementos para la producción son las materias primas (tanto el objeto de trabajo o medio de trabajo, sea de procesos de trabajo anteriores o tomados de la naturaleza), pueden ser materias auxiliares (son materias primas que son absorbidas por el mismo instrumento de trabajo o son de ayuda para la ejecución), o los artículos intermedios o a medio fabricar (son las materias primas que se requieren para la elaboración de alguna otra). El trabajo vivo es el que se hace cargo de los medios de producción y los pone en acción, los convierte de valores de uso potenciales a reales y activos.

Aquí se hace otra diferencia fundamental, entre el consumo individual donde el proceso de trabajo tiene como finalidad consumir los elementos de la producción para ser medios de vida del ser viviente y el destino de esos elementos es el consumidor mismo; y el consumo productivo, que absorbe los medios de producción para elaborar un producto distinto.

            Hasta aquí Marx sólo observó al proceso de trabajo desde sus elementos simples y abstractos sin la necesidad aún de hacer una contextualización social y política y lo define como “la actividad racional, encaminada a producir valores de uso, la asimilación  de las materias naturales al servicio de las necesidades humanas, la condición general del intercambio de materias entre la naturaleza y el hombre, la condición natural eterna de la vida humana, y por tanto independiente de las formas y modalidades de esta vida y común a todas las formas sociales por igual” (p. 136).

Al situar el proceso de trabajo en el modo de producción capitalista, lo analiza desde su dualidad: primero como producción de mercancías, lo define como el proceso mismo de consumo de la fuerza de trabajo, donde el capitalista pone al obrero a que consuma trabajando los medios de producción. Al comprar esta mercancía específica y única, le pertenece también su uso que en este caso es el trabajo mismo. El obrero, que es el vendedor de su mercancía le entrega al capitalista su valor de uso, el trabajo. Asimismo, el producto de este proceso se convierte en propiedad del capitalista y no del productor directo.

Al final de esta sección concluye que el proceso de producción de mercancías es una relación entre objetos comprados por el capitalista, donde la fuerza de trabajo es el trabajo vivo y los medios de producción son el trabajo muerto. En segundo lugar, lo analiza como un proceso de valorización en donde al capitalista lo que le interesa no es producir un valor de uso en sí mismo, sino como soporte de valor de uso, destinado para su venta, pero con un valor incrementado al invertido inicialmente en el proceso de producción. Continua el desarrollo demostrando que los medios de producción, como trabajo muerto, sólo transfieren su valor a la mercancía, por la propiedad específica de la mercancía fuerza de trabajo como creadora de valor, como trabajo vivo, la cual tiene la propiedad no sólo de conservar y transferir el valor contenido en los medios de producción, sino que al absorberlos crea nuevo valor. De tal manera que el valor contenido en los medios de producción aparece en la nueva mercancía, porque representa parte de un proceso de trabajo anterior, aunque esté separado en espacio y tiempo del nuevo proceso.

Cuando analiza la parte del valor que añade el trabajador a la nueva mercancía, analiza dos nuevas categorías, primeramente distinguiendo al trabajo del obrero desde sus diferencias cualitativas, como trabajo concreto (transfiere y conserva valores), donde atiende las diferencias subjetivas (diferentes formas de realizar el trabajo)  y objetivas (los diferentes medios de producción usados y las diferencias de los productos). Por otro lado, distingue sus diferencias cuantitativas, como fuente de valor, donde el trabajo no distingue de otros más que por una cuestión de cantidad, de tiempo de trabajo invertido en el proceso por parte del obrero, definido entonces como trabajo abstracto (añade valor a los valores de los medios de producción). Desde este ángulo, los medios de producción interesan en cuanto absorben y asimilan determinada cantidad de trabajo.

Aquí lo que demuestra Marx es que si el capitalista pagara al obrero el valor que realmente añade al proceso, es decir su trabajo que se cristaliza en un producto, el capitalista obtendría al final del proceso la misma cantidad de dinero que invirtió al iniciar el proceso. Sin embargo, el capitalista paga al obrero sólo su capacidad de trabajar, es decir el valor de la fuerza de trabajo del obrero, la cual representa el  tiempo de trabajo socialmente necesario para que el obrero pueda vivir, estar ahí y trabajar, pero no paga al obrero su trabajo, que es el que se materializa en un producto nuevo, con nuevo valor. Y es ahí donde brota un nuevo valor, la plusvalía para el capitalista.

El trabajo pretérito contenido en la fuerza de trabajo y el trabajo vivo que ésta puede desarrollar son dos magnitudes completamente distintas; la primera determina su valor de cambio, la segunda su valor de uso. Y es esta característica específica de la mercancía-fuerza de trabajo la que realmente le interesa al capitalista. Afirma Marx: “como unidad de proceso de trabajo y proceso de creación de valor, el proceso de producción es un proceso de producción de mercancías; como unidad de proceso de trabajo y de proceso de valorización, el proceso de producción es un proceso de producción capitalista.”

El doble carácter del trabajo mismo, el de crear valor (trabajo abstracto) y transferir o conservar valor (trabajo concreto) se realiza durante el mismo tiempo, es indivisible, tiene un doble efecto, al incorporarse cuantitativamente el trabajo, añade nuevo valor; y la calidad del trabajo incorporado conserva en el producto los valores que ya poseían los medios de producción. Al exponer las diferentes funciones que desempeñan en la formación del valor los factores del proceso de trabajo, lo que muestra son las funciones de las diversas partes integrantes del capital en su propio proceso de valorización.

Por lo tanto, la parte del capital que se invierte en los medios de producción no cambia de valor en el proceso de producción, y es por eso que Marx le llama capital constante, pero la parte que invierte en fuerza de trabajo modifica su valor, pues además de reproducir su equivalencia, crea un remanente, la plusvalía, que puede también variar y por eso le da el nombre de capital variable.

Para medir el grado de explotación de la fuerza de trabajo, es importante mirar a los medios de producción como termómetro del trabajo que se absorbe para la producción del valor, pero se reduce a cero el valor del capital constante pues no hace más que reaparecer en el valor del producto. Pero para saber la valorización proporcional del capital variable creado en el proceso de producción de la mercancía se necesita mirar la relación que existe entre el dinero invertido en capital variable y el plusvalor, lo que se conoce como cuota o tasa de plusvalor (p´):
                                        p´= p/v

Donde v representa el capital variable, que representa el valor de los medios de subsistencia del obrero y se materializa en una cantidad de horas que le permiten reproducir este valor. Y p representa la magnitud absoluta de la plusvalía creada. La parte de la jornada de trabajo en que se opera esta reproducción es el tiempo de trabajo necesario (T.T.N.) y cuando esta fase se rebasa, en la otra parte de la jornada laboral, es justamente donde se crea valor no para él sino para el capitalista, la plusvalía, se le conoce como tiempo de trabajo excedente (T.T.E.):
                                          
    p´= T.T.E/ T.T.N.
           
Ambos guardan la misma relación, sin embargo el primero lo hace como trabajo materializado y el segundo como trabajo fluido. La suma del trabajo necesario y del excedente forman la magnitud absoluta de su tiempo de trabajo, o sea de la jornada laboral; de la magnitud de la primera y de la prolongación de la segunda dependen la tasa de explotación y la extensión de la jornada laboral. Siendo pues la tasa de plusvalor la expresión exacta del grado de explotación de la fuerza de trabajo por el capital. La plusvalía producida mediante la prolongación de la jornada laboral la llama plusvalía absoluta.

            Si la jornada laboral se mantiene constante, lo que va a variar es la división de entre TTN y TTE, si se reduce el TTN es lo que llama Marx plusvalía relativa. Para ello es necesario que la capacidad productiva aumente (excluyendo la posibilidad de disminuir el salario del obrero por debajo del valor de la fuerza de trabajo por el supuesto de que las mercancías se venden a su valor). Es decir, un cambio cualquiera en el proceso de trabajo, por el que se reduce el tiempo de trabajo necesario para la producción de una mercancía, lo que implica que una menor cantidad de trabajo adquiere potencia suficiente para producir una cantidad mayor de valores de uso. Pero para que se reduzca el TTN es necesario que lo sea en las ramas industriales de los medios de subsistencia del obrero.

Finalmente, esta es una de las razones por las que el capitalista siempre tenderá a reforzar la productividad del trabajo, para de este modo abaratar las mercancías, y con ellas los obreros. Y se concluye que en la producción capitalista, la economía del trabajo mediante el desarrollo de su fuerza productiva no tiene como finalidad acortar la jornada laboral sino a disminuir el TTN para la producción de una determinada cantidad de mercancías y, por lo tanto, acortar el tiempo que el obrero trabaja para sí mismo, con el fin de alargar la fracción de tiempo que trabaja gratis para él, y así aumentar la plusvalía que arranca al proceso de producción.     
             
Conclusiones:

            Se tenía contemplado, para finalizar esta sesión recuperar nuestros propios proyectos de investigación con el fin de recuperar/discutir/ampliar lo abordado en este capítulo, sin embargo la discusión se centró hacia otros puntos, por lo que les recomiendo mejor escuchar el audio. (Escuchar audio)
 

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