Exposición
Introducción
El capítulo 13 de El Capital es decisivo para comprender el
desarrollo capitalista, pues nos muestra la especificidad
del proceso de producción capitalista en su máxima realización, es decir, cómo
es que se producen las necesidades y capacidades que, en este caso, suspenden y reemplazan la politicidad comunitaria en un grado máximo. El modo
de orquestar la reproducción de las necesidades de consumo y las capacidades de
producción está mediado por el mercado y no por la voluntad directa de la
comunidad; de esta manera es que se suspende
la actividad política, pero, en el capitalismo, es además reemplazada por una lógica ajena al proceso de reproducción social
humana y que se impone transformando desde su interior, desde la transformación técnica del proceso de
trabajo, el sentido de esta reproducción. De manera que conocer el modo en
que el capital organiza el sometimiento de la clase obrera para la producción
de plusvalor es decisivo para analizar la realidad en la que nos encontramos
situados, pues la complejidad con la que Marx devela este fenómeno permite
además, poder pensar las especificidades que caracterizan, por ejemplo, a
América Latina. Y todo ello en vistas a pensar las posibilidades de una
revolución comunista.
El capítulo XIII se nos presenta como un crisol para observar
el proceso de producción, reproducción y desarrollo capitalista.
Marx comienza el análisis de la transformación técnica del
proceso de trabajo en una técnica específicamente
capitalista, destacando el carácter de ésta; ante todo es un instrumento
para la producción de plusvalor. Por lo tanto, “…debe abaratar las mercancías y
reducir la parte de la jornada laboral que el obrero necesita para sí,
prolongando, de esta suerte, la otra parte de la jornada de trabajo, la que el
obrero cede gratuitamente al capitalista. Es un medio para la producción de
plusvalor.”[1]
Desde el desarrollo histórico que supone toda la sección
cuarta, nos muestra que, mientras la manufactura
revoluciona el proceso de trabajo tomando como punto de partida la fuerza de trabajo, la gran industria en cambio, toma como
punto de partida, el medio de trabajo.
La gran industria es un resultado
histórico que toma de los avances en el desarrollo de la fuerza productiva del
trabajo preexistentes, la base sobre la cual se organizará el proceso de
trabajo capitalista. El análisis técnico del proceso de trabajo da cuenta de las
implicaciones que resultan de la gran industria. En este sentido es que Marx
nos señala que una historia crítica de la
tecnología es necesaria porque “la tecnología pone al descubierto el
comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de
producción inmediato de su existencia y, con esto, asimismo, sus relaciones
sociales de vida y las representaciones intelectuales que surgen de ella.”[2]
La caracterización técnica que hace Marx de la máquina es el
siguiente:
- Mecanismo motor.
- Mecanismo de transmisión. (En la revolución del siglo
XVIII, las invenciones y descubrimientos revolucionan especialmente estos dos
componentes de la máquina.)
- Máquina-herramienta o máquina de trabajo
Estos elementos que permanecían dispersos en
modos de producción premecanizados, en el capitalismo se van integrando
conformando ya no un instrumento, sino propiamente una máquina que dispone de
estos elementos para su funcionamiento, pudiendo entonces integrar múltiples
funciones y potenciando así la fuerza productiva del trabajo. Esta síntesis consumada
por el capital venía empero desarrollándose. Mediante la implementación de
estos cambios en el proceso de trabajo el capital hace cooperar de un modo antes desconocido a los trabajadores.
Entonces, la transformación más importante
en este período supone una transformación de herramientas del hombre en herramientas
de un mecanismo. Éste es el aspecto decisivo. La división del trabajo al
interior del taller es ya esencialmente tecnológica. Marx nos indica tres
momentos en el desarrollo de este proceso:
El
desarrollo de la máquina como tal. Una máquina de trabajo, que opera por la
combinación de diversas herramientas, lleva aquí a cabo el proceso total que en
la manufactura estaba dividido y se efectuaba de manera sucesiva.
Cooperación
de máquinas. En este momento la misma máquina fabrica íntegramente el producto. Aparece como conglomeración espacial de máquinas de trabajos similares y que operan
simultáneamente. Son movidas por un mismo mecanismo motor y/o están
interconectadas por un mismo mecanismo de transmisión.
Sistema de
máquinas. Recorre una serie conexa de procesos graduales y diversos,
ejecutados por una cadena de máquinas heterogéneas
pero complementarias entre sí. Es muy parecida a la cooperación de la
manufactura, con una diferencia sustancial: "En la producción fundada en
la maquinaria queda suprimido este principio subjetivo de la división del
trabajo. Su efectividad se mide por la capacidad de mantener el proceso de
trabajo continuo y por la sustitución de la mano
humana para la ejecución de las
tareas. A diferencia de la manufactura, donde la participación de trabajos
parciales en la división del trabajo aísla cada momento de la producción, en el
sistema de máquinas se caracteriza esta división del trabajo entre máquinas por
un continuo de estos procesos
particulares.
La maquinaria en principio se
produce para el abaratamiento de las mercancías y el límite en su uso es, por
lo tanto, que cueste menos que el trabajo al que sustituye. Sin embargo, en el
capitalismo el principio es mucho más estrecho,
puesto que el capital no paga el trabajo sino la fuerza de trabajo. Por lo
tanto, lo que le importa es la diferencia
que existe entre el valor de la misma y
el valor de la fuerza de trabajo que reemplaza.
Es por ello que, con la
gran industria, se inaugura una época de creciente depredación de la fuerza de
trabajo, introduciendo al proceso laboral a niños y mujeres, y provocando una
degradación incluso moral de la familia. El obrero, en
lugar de potenciar sus capacidades, va simplemente cediéndolas a ese mecanismo
automático que lo subsume y que va determinando el modo y los ritmos de su
trabajo. Con el desarrollo de la gran industria, el obrero se va especializando
en funciones cada vez más simples convirtiéndose en parte de una máquina parcial. Controla procesos simples y
parciales, ni siquiera conoce el proceso en su conjunto.
Por otra parte, al concentrar a los obreros
en una fábrica, el capitalista ahorra en el costo de las condiciones de
producción y se esmera para que éstos sean los menores posibles degradando cada
vez más las condiciones de trabajo: mala ventilación, poca luz, hacinamiento,
etc.[3] Todo ello tiende a la degradación siempre
creciente de las condiciones de vida de los obreros. El obrero en el sistema
capitalista está condenado a vivir en la miseria.
Relatoría
Las reflexiones que surgen de esta primera
parte del capítulo pueden resumirse de la siguiente manera:
-
¿Cómo tendría, entonces, que
construirse una historia crítica de la tecnología? Además de la recuperación de
la reflexión que hace Marx, se sugiere ampliar y complejizar esta tarea tan
decisiva para la revolución. Un aspecto central es la subordinación de la
ciencia al capital, pues ideológicamente se presenta con un desinterés frente
al objeto y en pro de la humanidad, pero en la realidad tiene un interés muy
particular; el de la valorización del valor; por eso es que lo esconde en un
desinterés que se puede caracterizar como “cientificista”, “puramente” centrado
en el objeto. Por ello, la ciencia crítica debe defender, por el contrario, el
interés general que mantiene ésta frente al objeto, sin desligarlo de su
contraparte subjetiva, pues su interés por conocer la verdad está en directa
relación con el bienestar de la humanidad.
-
El capital, al transformar el
proceso de trabajo, sometiendo el proceso de reproducción social a las
necesidades de valorización, transforma
mediante las fuerzas productivas generales el territorio, amoldándolo a la lógica
de la autovalorización. Los trabajos de Bolívar Echeverría y Jorge Veraza[4]
sobre la nación son fundamentales para comprender su complejidad y la tan
afortunada distinción entre la nación natural y la nación capitalista.
-
Se discutió respecto a las
posibilidades y límites que ofrece la técnica capitalista y que Marx observa no
como una simple dicotomía entre lo positivo y negativo, sino, dialécticamente, como
la contradicción que supone el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo
bajo la lógica social de acumulación. Por donde, al mismo tiempo que genera la posibilidad de librarnos del trabajo
necesario por el desarrollo del sistema automático de máquinas que potencia el
trabajo, destruye los dos manantiales de
toda riqueza; la tierra (naturaleza) y el trabajador. Por ello, es que esta
liberación sólo es una potencia, siempre presente, siempre en lucha, pero no
una realización.
-
Se destacó la importancia de la
lucha de clases en cuanto a la defensa de la vida, concretamente, de la vida
obrera, pues el capital demostró con el desarrollo de la Gran Industria su afán
depredador de la fuerza de trabajo al incrementar de manera monstruosa la
intensidad y la extensión de la jornada laboral hasta encontrarse con el límite
natural que opone la naturaleza física corporal del obrero. Los límites a la
jornada laboral han significado una respuesta contenedora de ese carácter
depredador del capital.
[1] Karl Marx, El Capital,
16ª ed. Siglo XXI, México, 1991. Cap. 13 “Maquinaria y Gran Industria”, pág.
451.
[2] Ibid. Nota 89, pág. 453.
[3] Elementos que serán analizados en la primera sección del tomo III a
propósito de la transformación de la plusvalía en ganancia. La “Economía en el
empleo del capital constante.”
[4] Bolívar Echeverría, El
discurso crítico de Marx. Y Jorge Veraza, El perfil del traidor.
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